En Chile, se produce nuevamente el hallazgo de rieles utilizados para hacer desaparecer en el mar los cadáveres de los prisioneros políticos chilenos durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Los metales, unos cinco, fueron sacados de la profundidad del mar en las costas de Caldera (870 kilómetros al norte de la capitalina Santiago). El hecho tuvo lugar gracias a las confesiones, antes de morir, de un militar que había participado en dichas acciones crueles. La identidad del efectivo castrense se mantiene bajo anonimato.
Los metales hallados se encuentran en el Laboratorio de Criminalística de la Policía de Investigaciones (PDI), en Santiago de Chile, donde serán analizados para determinar si mantienen adheridos algunos elementos. Actualmente se prosigue la búsqueda en el área ante la posibilidad de encontrar piezas similares.
Es el segundo hallazgo de rieles usados para lanzar cuerpos de prisioneros al mar y hacerlos desaparecer desde 1973, se sospecha que eran usados para impedir que los cadáveres flotaran. El descubrimiento de los metales se mantuvo bajo secreto de sumario, hecho que ha disgustado a organismos y abogados de derechos humanos, que consideran importante por cumplirse 40 años desde el golpe de Pinochet.
El hallazgo se dio en el marco del juicio por los episodios de la llamada Caravana de la Muerte, a cargo de la jueza especial Patricia González, sobre una comitiva militar que a finales de 1973 recorrió Chile y ejecutó a unos 100 presos políticos en todo el país.
Los metales hallados se encuentran en el Laboratorio de Criminalística de la Policía de Investigaciones (PDI), en Santiago de Chile, donde serán analizados para determinar si mantienen adheridos algunos elementos. Actualmente se prosigue la búsqueda en el área ante la posibilidad de encontrar piezas similares.
Es el segundo hallazgo de rieles usados para lanzar cuerpos de prisioneros al mar y hacerlos desaparecer desde 1973, se sospecha que eran usados para impedir que los cadáveres flotaran. El descubrimiento de los metales se mantuvo bajo secreto de sumario, hecho que ha disgustado a organismos y abogados de derechos humanos, que consideran importante por cumplirse 40 años desde el golpe de Pinochet.
El hallazgo se dio en el marco del juicio por los episodios de la llamada Caravana de la Muerte, a cargo de la jueza especial Patricia González, sobre una comitiva militar que a finales de 1973 recorrió Chile y ejecutó a unos 100 presos políticos en todo el país.
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